Durante nuestra niñez a la mayoría de los católicos se nos habla de que debemos de ir a misa, que debemos confesarnos, comulgar, cumplir los mandamientos, etc., sin embargo a pesar de cumplir con las exigencias que nos pide nuestra familia es muy extraño que un niño tenga el uso de razón para entender porque hace las cosas, nuestra sociedad nos lleva a creer en casi todo lo que vemos, pero no en Dios, porque a todo le queremos buscar explicación, cuando los niños crecen ese mismo comportamiento hace que todo lo quieran explicar de una manera muy “lógica”, o incluso que ni les importe la razón de las cosas.
Los adolescentes al ir tomando uso de razón comienzan a cuestionar las cosas y más que nada a atacar incluso a la religión, muchos son los adolescentes y jóvenes que por esta razón no van a misa ni creen firmemente en un Dios. Incluso algunos adultos son así. “Muchos son los llamados y pocos los elegidos” esta frase de la Biblia nos da a entender una triste realidad, muchos conocen a la iglesia, pero pocos están dentro de ella. Muchos son los bautizados, pero pocos son los que ejercen la fe.
Todas las personas son por vocación natural un ser religioso, buscamos respuestas a preguntas como ¿Qué es la vida?, ¿Para qué estoy aquí?, ¿Quién soy yo? Estas preguntas tienen sencillas respuestas para los que han encontrado a La Fuente de la Vida, al Creador, Al PADRE.
Su Santidad Benedicto XVI durante la misa en la expo bicentenario en México dijo “En Aparecida, los Obispos de Latinoamérica y el Caribe han sentido con clarividencia necesidad de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en la historia de estas tierras desde el encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros”
Cuando Jesús estuvo en este mundo, Jesús aproximadamente a sus 30 años comienza su Gran Misión en la tierra, dar la salvación que futuramente se encontraría en la religión (religión viene de RE-LIGAR, reunirse con Dios de nuevo). Después de bautizarse y prepararse en el desierto Jesús busca a sus primeros discípulos, a sus doce amigos que lo seguirán durante el resto de su camino en la tierra. Jesús había preparado en sabiduría a sus discípulos y les había mostrado grandes milagros, desde convertir agua en vino hasta sanar enfermos y expulsar demonios. Tal fue la preparación que Jesús les dio a sus discípulos que en la ultima cena los instituye sacerdotes.
Imagínate que tú eres uno de sus discípulos, ¿Creerías en Jesús? ¿Por qué?, ¿Si tú fueras un discípulo, quien serias de los siguiente tres Judas Iscariote, Pedro o Tomas?
Si elegiste a Judas Iscariote, recuerda que él fue el que traiciono a Jesús. (Lc 22, 47-48)
A veces nos parecemos a Judas porque sabemos de un Dios, sabemos que es Jesús, pero no lo seguimos, nos vamos por nuestro interés y esa es nuestra traición.
Si elegiste a Pedro recuerda que a pesar de que le tenía un poco de fe, Pedro negó tres veces a Jesús (Mc 14, 66-72)
A veces somos como Pedro, porque le tenemos fe a Jesús, pero en ocasiones de desesperanza o ante cuestiones de la gente lo negamos y en ocasiones más de tres veces.
Si elegiste a Tomas recuerda que el necesito que Jesús Vivo Y Resucitado apareciera ante él para que pudiera creer. (Jn 20, 19-29)
Cuando pasaron tres días después de la muerte de Jesús los discípulos se encerraron por miedo, su fe estaba tirada en los suelos, pero ese día Jesús se les aparece vivo y resucitado, sin embargo Tomas no estaba y no cree. Llega el día que Jesús se vuelve a aparecer y Tomas está presente y al tener el encuentro con Jesús vivo y resucitado deja de dudar. Nosotros somos como aquel Tomas porque sabemos de un Jesús y sabemos lo que hizo, pero no creemos en él, si creyéramos llegáramos a misa 10 minutos antes, amarías a tu hermano, no mentirías, etc. Pero por eso necesitamos un encuentro con ese Jesús vivo y resucitado y por esa razón existe la iglesia, por esa razón está la misa, por esa razón Jesús te llamo a la vida.
¿Cómo encontrarse con Jesús?
Es verdad que es difícil tener un encuentro con Jesús, pero solo se necesita disponer el corazón y abrir el corazón a Cristo. También ayudando a los demás se tiene un encuentro con Cristo, también en la oración, en la reconciliación, leyendo la Palabra de Dios. En los demás hijos de Dios que nos consuelan y ayudan, en la misa y en muchos otros lugares mas.